miércoles, 26 de febrero de 2014

7. Pasan los días

Capítulo 7: Miércoles Po'

  Un par de minutos despúes, la misma noche del sillón, volvió Luisa con unas cobijas y almohadas. "Corramos la mesita y nos acostamos en el piso" dijo Luisa mientras me miraba sonriendo. Me encantó la idea en inmediatamente la ayudé a acomodar las cosas, nos hicimos una cómoda "cama" sobre la alfombra del living. No era un colchón muy cómodo, pero dormir una vez más abrazados valía todas las penas. A la mañana siguiente, luego de ordenar y comer algo, nos despedimos sin querer soltarnos.

  Pasaron los días y las conversaciones por facebook y twitter. Cada noche después de esa quedó un vacío en nuestros brazos que sabíamos que solo podíamos llenar estando juntos y no dudamos en decírnos cada día, a cada rato, que estábamos enviciados con esta química que se había generado entre nosotros. Y en estas conversaciones por el chat de facebook, los stickers empezaron a ser recurrentes. Ella con los conejitos y yo con los monos, nos decíamos todo con esos graciosos dibujitos.

  Así nos fuimos conociendo de a poco y mientras ella me contaba de su vida en Tijuana, sus logros, su trabajo, sus hobbies; así yo fui contándole de los míos. En ese tiempo con el Mato y el Titi estábamos trabajando en un canal de Youtube llamado De Lunes A Viernes (más conocido como DLAV), que era nuestro canal de videojuegos. En una de nuestras reuniones creativas decidimos comer "tacos", que en Chile es sinónimo de tortillas de harina con cualquier cosa dentro en forma de burrito o wrap. En ese momento pensé que podía hacerme el lindo diciéndole "mira, estamos comiendo cosas de tu país". Más tarde iba a aprender de una hermosa mexicana que todo lo que acá conocemos como "comida mexicana" es una farsa de proporciones.

  Así fui abriendome más con Luisa, mostrándole cada vez más mi lado nerd. Pero si había una cosa que teníamos en común era la programación, por lo que no dudé en usarlo a mi favor. Hice un pequeño programa para ella y estaba ansioso de mostrárselo. Así que uno de los días en que nos vimos, llevé mi laptop y se lo mostré. Era muy simple, la verdad. Cada un segundo salía un texto que decía que Pato le daba un beso a Luisa y que la felicidad de Luisa aumentaba y tenía un contador. La verdad, solo se rió, pero le gustó. Fue después, cuando le contó a sus amigos, que reconocieron en mi obra algo muy lindo y tierno.

  Ese mismo día, por estar perdido en el tiempo, se me hizo tarde y tuve que correr al metro para volver a mi casa. Llegué, la puerta estaba abierta, bajé las escaleras y al llegar abajo el guardia me dijo que no, que para el lado que yo iba ya no pasaban trenes. Así que, cabeza abajo pero con una sonrisa, volví al departamento de Luisa para pasar otra noche juntos. Y una vez más abrazados en el sillón, esta vez Luisa sí fue a dormir a su cama y, cuando le di las buenas noches le dije por primera vez "te quiero", sin tener la respuesta que esperaba. Pero al otro día, ya en la tarde, encontré lo que quería en un tweet de Luisa que decía "yo también".

  Unos días después, Luisa me invitó a un evento que sería el miércoles, una fiesta para los extranjeros en Chile llamada Miércoles Po', producida por la Comunidad Po', que es la empresa que se dedica a hacer esta fiesta todos los miércoles, con distintas temáticas y en distintos lugares, además de paseos y otras cosas con el sello Po'. Para yo, un chileno cualquiera, pudiese entrar sin tener que pagar doce lucas, tenía que ser inscrito en una lista especial y entrar antes de las doce de la noche. Luisa tenía un pre en casa de unas amigas, por lo que decidimos juntarnos ahí para luego ir a la fiesta. Así que al legar el día, aunque un poco tarde, legué al pre en la calle Monjitas, en la terraza de un alto edificio desde donde se veía Santiago de noche. Ahí estaba Luisa, con un montón de gente que no conocía. La verdad, había ido solo porque no aguantaba las ganas de estar con ella. Así que me robé un par de piscolas y entré en conversación como si fuese uno más de los extranjeros que llenaban la azotea.

  Llegado el momento, partimos a la fiesta, pero para mi mala suerte y distracción, llegamos tarde. Así que, por más que le pedí a la de la entrada, ya no me dejaron entrar sin pagar las doce lucas. Eso es bastante caro para una fiesta, pero ya estaba ahí y no quería arruinarle la noche a Luisa. Tampoco me iba a devolver con la cola entre las piernas, así que sumando y restando pensé "qué más da" y pagué los doce mil pesos y entré.

  El lugar estaba lleno de punta a punta, lo que era bastante decir porque era bien amplio. Así que luego de dejar mi chaqueta con todas nuestras cosas en guardarropía, fuimos a bailar. La entrada venía con un cover, por lo que fui inmediatamente a la barra a buscarme un trago y luego de bajármelo, fui al grupito donde estaba Luisa bailando con sus amigos. Por suerte, para mi, no era reguetton, porque siendo sincero, nunca me ha gustado, de hecho antes no lo soportaba, hasta que me hice a idea de que venía para quedarse un largo tiempo y que no podía evitarlo (además de que al Mato le encanta escuchar reguetton en el auto, en su casa, en el baño, en la calle, etc). Así que ahí estábamos bailando y, por supuesto, yo quería bailar solamente con la mujer por la cual había invertido mis doce lucas. Pero por alguna razón que no comprendía en ese momento, ella no me dejaba. Se escapaba, me negaba y yo no sabía qué pasaba. Por momentos me iba totalmente a otra parte, a la entrada, al baño, a pegarme a la muralla, no me daban ganas de bailar con nadie más que ella. Y así transcurrió la noche y yo preguntándome qué pasaba sin lograr encontrar una respuesta. Al final decidímos irnos de ahí, ya era tarde y había que ir a clases al día siguiente. Así que partimos caminando, porque quedaba a unas cuantas cuadras de la casa de Luisa.

  Al llegar ella me dijo que si quería hablar, que fuéramos al balcón, así que ahí fuimos, nos sentamos y salieron a la luz todas las respuestas que buscaba. Ahí, en el frío de la noche, Luisa me contó de su vida antes de venir a Chile, de su último novio, de que había alguien en Tijuana con el que tenía dudas, que sentía que yo iba demasiado rápido y que no quería nada serio. Todo esto me aclaró las cosas y con las cosas más claras le di mi respuesta: "La verdad, no estoy buscando nada serio tampoco, ahora sé que tienes tus cosas esperándote en Tijuana y que no quieres volver amarrada a nada porque te gusta ser así, libre. Por eso, quizás sí voy muy rápido y es que no quiero perder ningún momento, ningún minuto contigo. Lo único que quiero es pasarlo bien, ser feliz, y si podemos ser felices estos meses juntos y tener algo hermoso, está bien, pero por lo mismo quiero que sea intenso, que nunca te olvides de mi y que yo nunca me ovide de ti. Que cuando vuelvas y te acuerdes de mi, recuerdes al chileno que te hizo feliz y sonrias." Y luego de una pausa en que ambos nos miramos por un largo momento le dije "Yo no te voy a obligar a nada, no quiero amarrarte. Solo tengo un corazón abierto y eso es lo que puedo ofrecerte. Si quieres, puedes vivir esto conmigo, si no, bueno, aún podemos pasarlo bien de vez en cuando." Luisa me miró y las lágrimas que habían sido de tristeza pasaron a ser de emoción, nos abrazamos muy fuerte y nos besamos.

  Luego de eso entramos para al fin escapar del frío y una vez más dormimos juntos, sin saber que lo que habíamos compartido esa noche iba a significar tanto para nosotros.

Continuará...

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Hola :D
¡Al fin otro capitulo! Espero sus comentarios para saber si les gusta como va la historia.
Ya es bastante tarde la verdad, mañana trabajo y quizás dé la prueba para ser garzón. ¡Así que tengo que despertarme a estudiar! Creo que voy a dormir como 5 horas (lo que en México al parecer es lo normal). Así que buenas noches :)

Pato.

PD: 44 días y contando.

2 comentarios:

  1. Felicidades haz hecho una buena elección, ella es una chica como pocas, única y especial, valorara porque es una en un millón, suertudo!!
    Sylvianella

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  2. De hecho dormir 5 horas en México y de acuerdo a mi experiencia como universitario tijuanense eso es dormir mucho.

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