domingo, 23 de marzo de 2014

8. Facultad de Arquitectura y Urbanismo

Capítulo 8: ¿Quieres...?

  Pasaron varios días en que seguimos hablando y viéndonos, excepto por unos días en que estuve resfriado. Pero aunque estuviese un poco decaído, eso no venció mis ganas de ir a ver a Luisa y fui una vez más a su casa. Ya los roomies me conocían y comenzaba a ser, poco a poco, uno más de ellos.

  Uno de esos días en que íbamos a salir, había un evento en la universidad de Luisa que se llamaba Trofeo Mayor, que básicamente eran diversas competencias deportivas y no deportivas en que competían campus contra campus. La verdad fuimos por la comida gratis, pensando que iba a haber algún tipo de entretención también, pero estuvo bastante fome.

  Al día siguiente habíamos sido invitados a una fieste de beneficencia en la FAU, que es la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile. Quedamos de juntarnos con Luisa en mi casa para ir desde ahí a la fiesta y al llegar vi que venía con minifalda y polera, sin ningún tipo de abrigo. Venía temblando, porque ya era tarde y el frío estaba comenzando a doler en los huesos. Así que al verla tan poco preparada la "obligué" a ponerse unos pantalones míos y un abrigo de mi hermana. Se veía de lo más linda.
  Tomamos el metro, bajamos en estación Universidad Católica y caminamos un poco perdidos hasta que dimos con el lugar. Ya estaban cerrando la entrada y había olvidado sacar plata del cajero, así que nos dieron cinco minutos para correr a la esquina a sacar plata y volver. Corrimos como si no hubiese un mañana y toda la gente nos miraba preguntándose qué mierda pasaba. A pesar de nuestro no tan impresionante estado físico, lo logramos, volvimos a tiempo y pudimos entrar. El Gabo, uno de mis amigos que estudia ahí, nos fue a buscar a la entrada y fuimos con él hasta donde estaba su pololo, el Koe, junto con amigos de ellos que eran muy simpáticos. Conversamos un poco, pero mi misión principal en ese momento era encontrar al resto de mis amigos. Así que con ese grupito nos empezamos a mover a donde estaba toda la gente, obviamente en el sector de copete y cerca del escenario. Ahí yo llamaba y llamaba al Pape, pero no pasaba nada, así que nos metimos al tumulto a buscar caras conocidas. Al poco rato nos encontramos con la Nicole y unos amigos de ella y nos dijo que el Pape y la Vale estaban por ahí.
Así que nos pusimos a esperar hasta que aparecieron, nos abrazamos y finalmente pude comenzar con esa fiesta, ya que mi misión se había completado. Tomamos, bailamos, fue todo muy entretenido, pero luego de un rato nos cansamos y fuimos a sentarnos con el grupito del Gabo y el Koe. Seguimos tomando y conversando de las cosas de la vida, hasta que a alguien se le ocurrió ir a un lugar más amenos para conversar, ya que el ruido de la gente y la música hacían que tuviésemos que gritar.

  Si no mal recuerdo, el patio donde fuimos se llama el patio de los enamorados o algo así. Así que ahí estábamos, bebiendo, riendo, hablando de cosas muy serias, por supuesto. Y en un momento un borracho se puso a mear en unas plantas que habían cerca de donde estábamos y, de alguna forma que no comprendo, una amiga del Koe lo reconoció desde lejos (habra sido por su...). Así que empezamos a llamarlo y vino a conversar con nosotros. Siguieron las risas y la conversa y con Luisa no podíamos estar más pegados, por una parte por el frío y por otra, porque ya eramos inseparables. Pasó el rato y vinieron a echarnos, tenían que cerrar el campus, así que decidimos seguir con el carrete en la plaza que queda justo afuera de la FAU. Como éramos varios, compré un litro más de cerveza, pero para cuando volví, ya se había disuelto el grupo y se habían ido casi todos. Así que tuvimos que tomarnos ese litro de cerveza entre Luisa, Gabo y yo, que con todo el copete que ya habíamos tomado, fue la guinda de la torta.

  Se había acabado la fiesta, era bastante tarde y el frío ya nos había cansado, así que fuimos a tomar micro con Luisa y nos subimos a una que sube por Irarrázaval. Nos bajamos en Plaza Egaña, que queda como a seis cuadras de mi casa y, como ya estaba cerrado el metro, decidimos caminar. Hacía mucho frío, pero estábamos borrachos, así que prácticamente no lo sentíamos. Solo teníamos muchas ganas de ir al baño, por lo que decidimos ir hacia una pizzería que abre toda la noche que queda camino a mi casa. Íbamos caminando y no podía sacarme de la cabeza la relación que estábamos teniendo con Luisa, lo mucho que me gustaba y lo feliz que me hacía. Estaba decidido, ya habíamos hablado sobre eso, pero tenía que intentarlo. Así que solté la lengua, empecé a hablar de que ya habíamos quedado en no tener nada serio, pero que para mi las cosas simplemente son y no necesitan nombre. Que nosotros ya éramos algo sin necesidad de hacer ningún acuerdo, pero que de todas formas quería preguntarle. "Es que a veces me gustaría decirlo, a mis amigos, a mi familia. No sé, tiene un algo decirlo, aunque en verdad no es necesario, nosotros somos lo que somos y cómo se llame esto no va a cambiar nada... Pero igual, ¿quieres ser mi polola? Osea, ya sé que lo hablamos y todo, pero es solo si quieres, si no, bueno, no importa". A pesar de seguir borracho me puse un poco nervioso y creo que Luisa lo notó. Me dijo que no, que me quería mucho, pero que no quería formalizar nada si solo iba a durar unos meses. La verdad, me lo esperaba, pero tenía la pequeña esperanza de que me dijera que sí.

  Llegamos a la pizzería y entramos al baño. Como estaba barato y hacía un poco de hambre, nos sentamos a comer. Recuerdo que estaban dando una película, solo que no recuerdo cuál. En fin, comimos, conversamos de otras cosas y el tema anterior ya se estaba yendo de mi cabeza. Seguimos nuestro camino en el frío de la noche invernal de Santiago, al fin a dormir, al fin a abrigarnos y seguir con nuestro amor libre, sin nombres. Y ya que me había hecho la idea en mi cabeza, a una cuadra de llegar a mi casa, Luisa me dijo "Sabes, hoy en la mañana estaba hablando con una amiga... Y le dije que iba a salir con mi novio". La miré, me miró con una sonrisa y todo en mi cabeza se dio vuelta. "¡Tramposa! ¡Ya era tu novio y no lo sabía! Jajaja, supongo que es un sí entonces, supongo que estamos pololeando." La imborrable sonrisa en mi cara solo se comparaba con la de Luisa, que con su mirada me dijo que así era. Completamente felices subimos al departamento, entramos cautelosamente para no despertar a mi papá y nos acostamos a dormir.

  Así comenzó esta historia, así fue como nuestra relación empezó a crecer y fortalecerse. Luego de ese día vinieron muchos más momentos memorables, pero esos pertenecen a otra historia, una historia que no se acabó con su partida y no se ha acabado todavía. Esta historia es real, me pasó a mi, le pasó a Luisa y les puede pasar a ustedes. No den por vencido al amor, nunca se sabe dónde se puede encontrar. Aunque, si se fijan bien, siempre está ahí, en todas partes, solo hay que saber mirar, solo hay que saber amar.

Fin.
De izquierda  aderecha: yo, Luisa, no sé, no sé, Vale y Pape.

-------

Hola a todos :)
Bueno, espero que les haya gustado. Como dije, hay muchas más cosas que contar, pero son parte de otra historia que, por ahora, no voy a escribir.
Me resfrié :c
Así que tengo que cuidarme para recuperarme por completo en estos días que quedan antes de ir a ver a mi amada :3
Eso por ahora, ya verán otras noticias en el blog, por si quieren seguir esta aventura. Si no, bueno, ¡gracias por leer de todas formas!

Sin nada más que agregar,

Pato.

PD: 19 días y contando. ¡Ya pasamos la barrera de los 20 días! ¡¡No queda nada!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario